Nada más llega, deja tus maletas y lánzate a comer o almorzar en La Chaya Maya, un restaurante delicioso, de precios muy accesibles y que siempre está a reventar porque cocinan delicioso. Pide papadzules, panuchos, queso relleno, cochinita, pan de cazón, sopa de lima y, claro, agua de chaya.

Después de comer, vete a dar una vuelta por el centro y asómate a la catedral y al zócalo. Luego, sigue hasta el parque de La Mejorada y el parque San Juan. Te recomendamos el Museo Fernando García Ponce-Macay.

En la tarde, acércate hasta el Paseo Montejo. Cómprate un helado en la famosa Heladería Colón y estira las piernas con una buena caminata.

Para cenar, si tienes ganas de consentirte, reserva en Néctar, del chef Roberto Solís. No es un lugar barato, pero para quienes persiguen a los mejores chefs del mundo, ésta es una parada imperdible.