Cabo Pulmo es uno de los mejores ejemplos de éxito cuando se habla de ecoturismo. Aquí fue la comunidad la que decidió tomar acciones ecológicas para convertirse en un área natural protegida, y pasó de ser un pueblito pesquero a un paraíso para el ecoturismo. Hoy el parque, a orillas del mar de Cortés —considerado el Acuario del Mundo—, es hogar de una gran cantidad de especies marinas y terrestres que hasta hace poco estaban en peligro de desaparecer.

Los viajeros vienen a bucear entre peces de colores, tortugas y rayas gigantes, y si tienen suerte, entre ballenas y tiburones. La infraestructura turística es sencilla: búngalos, cabañas y casas de las familias del pueblo. Ojo, para contribuir a la salud ecológica de este lugar no se permite usar bloqueador ni pescar.