Para los que piensan en vacacionar en la nieve, preparamos esta pequeña guía para aprovechar Whistler al máximo.

Cómo llegar: Whistler se encuentra a tan sólo dos horas de Vancouver, en la costa del Pacífico de Canadá. Hay vuelos directos con Aeroméxico desde la Ciudad de México, los cuales te conectan con el aeropuerto de Vancouver. Una vez ahí puedes pasar unos días en la ciudad o ir directamente a las montañas. Se puede rentar un coche con Hertz usando o acumulando tus Puntos Premier.

Qué hacer: a Whistler Blackcomb se viene principalmente a esquiar, y ésta es una montaña ideal para aprender, porque entre sus cientos de pistas hay muchas que son amigables para los que apenas empiezan. La recomendación es anotarse a clases dos o tres días, idealmente. Al principio puede parecer muy complicado, pero, con un poquito de paciencia, en un par de horas uno empieza a deslizarse y a disfrutarlo.

Antes de lanzarse a la montaña hay que rentar el equipo. Cualquier tienda especializada sabrá asesorarte sobre qué necesitas para enfrentarte a la nieve. También ofrecen renta de ropa, por si la necesitas. Como suele ser un proceso tardado (hay que probarse todo y medirse con calma las botas y los esquís o tablas), es buena idea ir en la tarde o la noche anterior. Así, a la mañana siguiente no pierdes tiempo.

Dónde comer: hay muchas opciones en el pueblo, pero nada supera la experiencia de comer en medio de la montaña, después de haberlo dado todo esquiando. Busca Steeps, un restaurantito en medio de Whistler Mountain que ofrece un menú reconfortante, pero con productos locales y de la mejor calidad.

Antes de viajar: considera que para subir a las montañas hay que tomar siempre lifts. Aunque puedes comprar directamente en el lugar un pase que te dé acceso por día o por semana, considera adquirir uno antes de salir de casa, pues muchas veces hay promociones especiales (y muchos de los resorts están asociados, lo que te da acceso a varias pistas en todo el mundo con un solo pase).

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