Es posible que Dubái sea uno de los destinos más incomprendidos del mundo, pues no es fácil descifrar su lado más auténtico. Muchos viajeros llegan de paso, le dedican un par de días y, además de sus gigantescos malls y hoteles, se asoman a ver muy poco más.

Para empezar con el pie derecho, lo mejor sería ir a Al Bastakiya, el barrio histórico de la ciudad. El barrio se extiende junto al Khawr Dubayy, que es el río que atraviesa la ciudad. Éste es el lugar perfecto para caminar y ver la ciudad desde una perspectiva más humana. Las calles son estrechas y los restaurantes parecen una feria mundial de gastronomía. Con una población básicamente formada de inmigrantes, no hay sabores del mundo que no hayan llegado aquí.

Otro de los errores al juzgar Dubái es olvidarse de sus playas. El mar es caliente, la arena blanquísima y las dimensiones gigantescas. Puedes empezar en Madinat Jumeirah y caminar hacia uno y otro lado. Eso sí, toma en cuenta que las cosas parecen más cerca de lo que están realmente y las distancias aquí son comparables con Las Vegas.

Además de la playa, el desierto es el gran protagonista en este destino y para vivir una verdadera aventura lo mejor es pasar una o dos noches en un lugar como Al Maha Desert Resort & Spa. Dormir en medio de las dunas de arena es una experiencia que no se parece a ninguna otra, además aquí ofrecen todo tipo de actividades y deportes para disfrutar de esas dunas.