Pekín: un mundo por descubrir

Destinos 28 febrero, 2022

Orden y caos; gangas y artículos sobrevaluados; capitalismo y comunismo; bicicletas y coches de lujo. En Pekín se contraponen un sinfín de conceptos. Conoce algunas cosas que tal vez no sabías sobre la increíble capital china.

En 1978 comenzaron las reformas económicas chinas, pero fue hasta inicios de los años 90 que, a excepción de la banca y el petróleo, se permitió la privatización y la competencia. Para 2005, el 70% del PIB provenía de la industria privada. Pekín es la cuna del cambio, y eso la convierte en una ciudad sumamente especial.

Hoy, a pesar de que en esta ciudad se observan tiendas como Louis Vuitton, Chanel, Gucci o Prada, con hordas de gente comprando, a pocas cuadras se encuentran clásicos y centenarios barrios, llamados hutongs, cuyas calles son tan angostas que los coches no caben entre sus muros. Los comercios ahí dentro son humildes fruterías y verdulerías, así como tiendas de papel y pinceles, de instrumentos clásicos o spas locales que ofrecen un masaje de pies inolvidable. Sin embargo, estos barrios casi mágicos están en peligro de extinción, pues el capitalismo poco a poco los está devorando. 

CHOQUE CULTURAL

El tema de los contrastes está presente en cada aspecto de esta alucinante ciudad. Mientras que la gente mayor se viste con prendas muy  clásicas, los jóvenes llevan cortes de pelo asimétricos y mechones decolorados; sólo los menores de 30 años hablan inglés, y bastante limitado, por lo que pedir indicaciones es realmente un viacrucis. Salir a la calle con la dirección tanto de tu hotel como de tu destino anotada en caracteres chinos para mostrársela al taxista o a algún transeúnte que quiera ayudarte es casi una condición de supervivencia. No intentes memorizar la dirección del lugar donde te estás hospedando, necesitarías cerca de dos años de clases de mandarín para que tu pronunciación tenga algo de sentido.

RECORRER LO INTERMINABLE

Pekín, a diferencia de Shanghái, no se caracteriza por aquellos rascacielos. Cuando Sun Yat-sen y más adelante Mao Zedong abolieron el imperio, los pekineses defendieron la herencia arquitectónica de las decenas de dinastías que gobernaron con excesos, por lo que el gobierno no permite que se levanten edificios altos a cierta distancia de la Ciudad Prohibida, tanto para salvaguardarla como para no opacarla. He ahí una de las causantes principales del tráfico citadino: la mayor parte de los habitantes viven en las afueras y trabaja entre el primer y el segundo anillo de la ciudad. Pekín se divide en cinco anillos, por lo tanto, los que residen en el quinto son los más alejados del centro. La red del metro, aunque cubre casi a la perfección esta megalópolis, resulta insuficiente a las horas pico, igual que los autobuses.

Lo más recomendable para hospedarse es hacerlo justamente en el primer anillo, así se puede estar a una distancia caminable de la Ciudad Prohibida y de la Plaza de Tiananmén —cuya famosa masacre cumple 33 años el próximo mes de junio—, de la calle Qianmen —la de los hostales, restaurantes y tienditas de carácter local—, y de Wangfujing, —una amplia calle peatonal a pocas cuadras de la Ciudad Prohibida en donde están las marcas impagables—. Y aunque hay muchas atracciones más fuera de ese pequeño cuadrante, tu tiempo y tus piernas te agradecerán estar cerca de estos puntos turísticos.

Ciudad Prohibida

CONQUISTAR LA CIUDAD

Pekín es simplemente fascinante. Tiene un sinfín de joyas escondidas en medio del caos y la contaminación, y al contrario de lo que siempre dicen los viajeros más experimentados (“sal sin mapa en mano, dispuesto a perderte”), en Pekín no es recomendable llevar a cabo esta práctica.

En el centro del centro está la atracción principal: la Ciudad Prohibida. Construida a inicios del siglo XV, es el mayor complejo palacial que aún sobrevive. Con 72 hectáreas de construcción, tiene en su interior 980 edificios y 9,999 estancias. Este espacio fue habitado por las dinastías Ming y Qing. Tiene torres en cada esquina y sus paredes colindantes con el exterior tienen un grosor de hasta ocho metros.

La Ciudad Prohibida lleva ese nombre por esa justa razón: la población por ningún motivo podía siquiera acercarse, así que cuando cayó el imperio, el pueblo después de siglos pudo conocer estas decenas de hectáreas en donde se vivían la opulencia y el exceso del gobierno anterior. El interior es una completa maravilla, cada espacio está dedicado a un fin: Jardín de la Sabiduría, Salón de la Armonía Suprema, Palacio de la Pureza Celestial, Palacio de la Longevidad, Salón del Cultivo Mental, y la lista es infinita…

La Ciudad Prohibida debe su nombre a la ley que prohibía a la población acercarse al complejo palacial.

Antes de entrar es importante aprovechar para pasear por los jardines y lagos que la rodean. Una vez fuera, la caminata para regresar puede ser algo cansada, pues hay que rodear la muralla exterior de nuevo. La Plaza de Tiananmén se encuentra justo en frente de la entrada principal, en donde da la bienvenida una foto de Mao. Una vez que se atraviesa la entrada, regresar a la plaza puede significar 50 minutos de caminata, así que si no piensas volver en otro momento, mejor planea tu día para caminar la plaza desde temprano y posteriormente ingresar a la Ciudad Prohibida.

La Plaza de Tiananmén se creó en 1949 con el objetivo de fundar un espacio en donde pudieran llevarse a cabo actos de adhesión política tal y como ocurría en la Plaza Roja de Moscú en la Unión Soviética. A los costados se erigen el Museo Nacional de Historia y la Revolución y el Gran Palacio del Pueblo, de arquitectura clásica del comunismo, en cuyo interior se encuentra la Sede de la Asamblea Popular Nacional. Cerca de ahí, se encuentra el Gran Teatro Nacional de China (en inglés: National Centre of the Performing Arts), sede de las presentaciones más importantes de la Ópera de Pekín. Este edificio fue construido en 2007 por el francés Paul Andreu. Por su forma cónica también es conocido como El Huevo y, curiosamente, dentro de este complejo sumamente moderno se cantan y actúan los líricos de la ópera que se hizo popular a mediados del siglo XIX durante la dinastía Qing. También se levanta sobre la plaza el Monumento a los Héroes del Pueblo, que es una especie de obelisco, y justo al centro se encuentra nada menos que el Mausoleo de Mao, en donde se le puede apreciar de cuerpo entero. Todos los visitantes lo miran como si en cualquier momento fuera a parpadear. Para conservar su cuerpo en ese estado tan perfecto, cada noche es descendido a un contenedor refrigerado.

Plaza Tiananmén

Para ingresar a la Plaza de Tiananmén, hay que pasar por rayos X. Sí, a pesar de que la plaza fue creada para reuniones masivas, después de las protestas estudiantiles de fines de la década de los ochenta, el gobierno controla su acceso.

VAYAMOS AL CAPITALISMO

China, en términos estrictos, tiene un gobierno comunista. En su sistema unipartidista, los ciclos de sus presidentes duran hasta 10 años, pero lejos de países como Corea del Norte o Cuba, en China todos tienen un smartphone, compran propiedades, hay magnates y de las bolsas de marca, ya ni hablamos. Sin embargo, el acceso a Google y Facebook no está permitido: el gobierno creó sus propias redes sociales.

Calles como Wanfujing o Qianmen y centros comerciales interminables ponen en duda su sistema político comunista. Incluso el Mercado de la Seda —que de seda tiene sólo el nombre— vende en la mayoría de sus puestos bolsas, cinturones y carteras de imitación, algunas terriblemente hechas y otras probablemente robadas de las fábricas originales.

Las calles de Pekín son muy seguras, casi se podría decir que no hay pobreza extrema. Fuera de que la gente se acerque a los turistas para pedirles una foto, es una sociedad muy respetuosa con el prójimo. Pero ojo: hay que cuidarse de los billetes falsos. Bien dicen que si no te estafaron, no fuiste a China.

PASADO Y PRESENTE

Este es el momento ideal para visitar Pekín, la gente mayor aún se reúne en los parques y en los jardines públicos como en el Templo del Cielo, el Parque Beihai, el Palacio de los Lamas o el Parque Jingshan para jugar a las cartas, para dibujar caligrafía con tinta de agua en el suelo o para practicar tai chi, mientras que en otras partes de la ciudad se observan obras arquitectónicas de última tendencia como el Teatro Nacional o el famoso Bird’s Nest —el estadio creado para las Olimpiadas de Beijing 2008 y que ahora se utilizó como sede de ceremonias para los Juegos Olímpicos de Invierno 2022—.

China está en vías de ser la próxima potencia mundial, así que vale la pena conocerla ahora que aún se puede apreciar su increíble patrimonio.

Distrito de Arte 798

Las expresiones artísticas emergentes también tienen lugar en un espacio único, el Distrito de Arte 798. Para su creación, se acondicionaron antiguas fábricas como un complejo de galerías, museos, arte callejero, bares y cafés en donde camina la población más trendy de la ciudad. Aun así, el flujo de turistas nacionales en la Muralla China —la cual, por cierto, está a sólo 40 minutos de Pekín— es interminable. Los chinos admiran y no niegan su historia. Los domingos pasean por el Palacio de Verano, lo cuidan y olvidan sus rencores hacia la emperatriz Cixí (quien se mandó a construir un barco de mármol fijo para conocer la sensación más cercana a la navegación porque se mareaba en los barcos comunes) y hacia las cortesanas, que eran descendidas por cuatro lacayos desde sus dormitorios en las colinas hasta la planta baja sobre sillas cubiertas de seda, mientras que la mayor parte de la población era analfabeta y vivía en la pobreza.

China está en vías de ser la próxima potencia mundial, así que vale la pena conocerla ahora que aún se puede apreciar su increíble pasado.

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