En el mundo de los viajes, hay pocas cosas tan especiales como la experiencia que se vive a bordo de un tren. Entre la nostalgia y la aventura, este medio de transporte permite a sus pasajeros perder la noción del tiempo con el simple hecho de mirar por la ventana, haciendo del trayecto un destino por sí mismo.

A diferencia de muchos otros lugares en el mundo, en México, viajar en tren no es algo tan popular ni cotidiano; sin embargo, en los últimos años, el Chepe Express se ha convertido en el mejor embajador para este tipo de planes. Con una ruta de más de 350 kilómetros desde Los Mochis, Sinaloa, hasta Creel, Chihuahua (o viceversa), este tren de lujo recorre uno de los paisajes más espectaculares del país: las Barrancas del Cobre.

Además de los atractivos naturales en forma de árboles, montañas, valles, ríos, cañones y cascadas, el Chepe Express ofrece la posibilidad de hacer escala en tres destinos intermedios: El Fuerte, Bahuichivo y Divisadero. Este tren –diseñado para 520 pasajeros– cuenta con todas las comodidades que puedas imaginar, incluido un exclusivo bar, un restaurante a cargo del reconocido chef Daniel Ovadía y una terraza ubicada en el último vagón, la cual se ha convertido en el espacio favorito de muchos, ya que permite disfrutar de vistas inolvidables (con una deliciosa bebida en mano).

Ya sea que te inclines por hacer el recorrido completo en un solo día –toma aproximadamente nueve horas– o bien prefieras un itinerario por partes y con más calma –recomendando para poder aprovechar el viaje al máximo–, estos son algunos de los paisajes y paradas imperdibles:

Los Mochis-El Fuerte

Aunque mucha gente decide ahorrarse este primer tramo y llegar directamente a la estación de El Fuerte, vale la pena dedicar una tarde a explorar Los Mochis, un destino que compensa lo extremo de su clima caluroso con amaneceres y atardeceres dignos de postal. La recomendación: visitar el Jardín Botánico Benjamin Francis Johnson y el puerto de Topolobampo. Por su parte, el pasado minero de El Fuerte aún es perceptible en las antiguas construcciones de este Pueblo Mágico, especialmente en sus pequeños hoteles llenos de encanto.

El Fuerte-Bahuichivo

Este tramo es, probablemente, el que representa el cambio más drástico en el paisaje. Bastan un par de horas para que las áridas llanuras de Sinaloa comiencen a transformarse en un abanico de tonos verdes –gracias al clima templado y húmedo de la zona–, lo cual permite a los pasajeros saber que ahora se encuentran en Chihuahua. Una vez en Bahuichivo, la oferta de actividades es una extensión de las maravillas naturales que se aprecian desde el tren: caminatas entre ríos, cascadas, miradores y senderos hacen que la ciudad se sienta más lejos que nunca.

Bahuichivo-Divisadero 

La siguiente parada dentro de la ruta del Chepe Express es famosa por un paisaje que, a ratos, parece de otro planeta. Se trata de Divisadero, donde los viajeros pueden acceder a los tres principales cañones de las Barrancas del Cobre –Urique, Tararecua y Del Cobre–, ser testigos de la cultura tarahumara y vivir una dosis de adrenalina en el Parque de Aventuras Barrancas del Cobre, donde hay desde circuitos de tirolesas hasta un paseo en teleférico. Vale la pena pasar una noche en el Hotel Mirador, donde la puesta de sol es espectacular.

Divisadero-Creel 

El viaje termina en el Pueblo Mágico de Creel, considerado la puerta de entrada a la Sierra Tarahumara. Siguiendo en la línea de los paisajes lunares, aquí los entusiastas de la naturaleza y la aventura no pueden dejar de conocer atractivos como la cascada de Cusárare, el lago Arareko y la tercia de valles (de los Hongos, de las Ranas y de los Monjes), bautizados así en honor a la forma de las piedras gigantes que los adornan.

*Importante, el Chepe existe en dos modalidades: Chepe Express y Chepe Regional. Este último es el tren tradicional que opera desde 1961 y parte de Los Mochis a Chihuahua (y viceversa). 

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