Pekín: guía básica

Destinos 12 febrero, 2021

La capital china, muchas veces eclipsada en los itinerarios por la moderna Shanghái, ofrece cultura, gastronomía y unas callecitas como salidas de un cuento antiguo.

Cuando pensamos en China solemos imaginarnos rascacielos gigantescos y mucha gente por todos lados, pero paseando por los hutongs de Pekín, los viajeros seguramente se sienten como en otro tiempo, sin tráfico, ni ruido, ni luces de neón. Aunque es una gigantesca metrópoli, estos barrios antiguos, compuestos de callejones y pequeñas construcciones, son una parada obligada. Así que en este itinerario, además de magníficos palacios y templos, habrá también pequeños tesoros.

El recorrido debe comenzar, eso sí, en la Plaza de Tiananmén, centro neurálgico de la ciudad y puerta de entrada a la Ciudad Prohibida. Zijin Cheng es el nombre en chino de este gigante complejo de palacios, en funciones hasta 1912, cuando Puyi, el último emperador, abdicó. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, éste es uno de los mayores atractivos turísticos del país, y recorrerlo completo es toda una hazaña, pues tiene más de 72 hectáreas. Aquí es imprescindible conseguir a un guía que nos ayude no sólo a entender la importancia del palacio, sino también a esquivar a los grupos de turistas que lo visitan cada día.

Getty Images

Cuando sea momento de comer, lo ideal sería caminar hasta las callecitas del hutong Fangzhuanchang, muy cerca de la estación del metro Shichahai. Un hutong es una serie de calles pequeñas y estrechas que antiguamente formaban parte de un complejo de viviendas. Hoy, en la zona central de Pekín quedan más de 4,000 de estos espacios, en su mayoría peatonales y llenos de casas, restaurantes y comercios. Hay que buscar No. 69 Fangzhuanchang Hutong Noodles, un restaurante mítico en toda la capital que se especializa en servir zhajiangmian noodles, unos fideos que se sirven con pasta de soya fermentada y verduras y que aquí son especialidad y plato único. Ideales para reponer fuerzas después de una mañana en la Ciudad Prohibida.

El otro complejo de palacios que hay que visitar es el Palacio de Verano, a las afueras de Pekín. Aquí la atracción, más allá de los edificios, es el hermoso lago artificial y los parques que lo rodean. Tal vez lo ideal es visitarlo por la tarde, aprovechar para rentar un bote y hacer un recorrido por el lago. A diferencia de lo que muchos piensan, Pekín tiene varios espacios verdes, y éste es uno de los más importantes.

El segundo día podría comenzar en el Templo del Cielo, el más importante de la ciudad. Su hermoso edificio central, redondo y construido en tres plantas, se levantó para agradecer a los cielos las buenas cosechas durante los tiempos de la dinastía Ming, alrededor de los años 1400. Inscrito como Patrimonio de la Humanidad desde 1998, la obra arquitectónica ofrece a los viajeros una imagen armoniosa y espectacular, con el edificio central, un lago perfectamente enmarcado por una gran plaza y una escalinata.

La tarde puede dedicarse a un paseo por 798 Art Zone, un barrio que se ha reinventado como centro creativo y artístico de la ciudad y donde los viajeros encontrarán cafés, bares, arte callejero y las mejores galerías del país.

Por otro lado, nadie puede visitar China sin probar un pato laqueado. Entre los miles de opciones que ofrece la ciudad, Da Dong prepara una versión especialmente deliciosa, cuidando que la carne sea magra, no muy grasosa, y que el exterior esté perfectamente crujiente.

La vista exprés a Pekín debe terminar en la Gran Muralla, una de las maravillas del mundo que en vivo no deja de sorprender. En los alrededores de la ciudad hay al menos 10 secciones de la muralla que pueden visitarse. La mayoría están restauradas y muy bien adaptadas al turismo. Badaling es una de las más populares entre el turismo local, y ofrece unos paisajes preciosos. Huanghuacheng ofrece un panorama muy especial por encontrarse junto a un lago. Si quieres vivir una experiencia única, te recomendamos caminar desde Jiankou, una de las secciones sin restaurar, hasta Mutianyu, una de las secciones más espectaculares y bien restauradas. Toma aproximadamente cinco horas recorrer los 10 kilómetros que las separan y hay muchas compañías que ofrecen tours guiados, aunque en este caso, sería difícil perderse en el camino.


Artículos Relacionados