A más de tres horas de distancia de los bulliciosos destinos de Cancún y Playa del Carmen, se encuentra Bacalar, un oasis silencioso y mágico al sur de Quintana Roo. Como si se tratara de una postal perfecta, su principal atractivo es la Laguna de los Siete Colores. Ésta laguna es un espejo de aguas azules, dulces y de baja profundidad, hogar de los estromatolitos, uno de los indicios más antiguos de vida en la Tierra.

Hasta hace unos años, esta localidad permaneció como uno de los secretos mejor guardados del sureste mexicano, pero fue su nombramiento como Pueblo Mágico en 2006 lo que hizo crecer su popularidad como la espuma.

Bacalar, que en maya significa “cerca” o “rodeado de carrizos”, es un auténtico paraíso para todos los que buscan conectar con la naturaleza gracias a su abundante y variada vegetación, sus cenotes y sus aguas de diversas tonalidades de azul que podrás disfrutar en kayak, paddleboard y más.

Para llegar, el aeropuerto más cercano es el de Chetumal, donde te recomendamos rentar un coche o tomar una camioneta, pero, ojo, ya en Bacalar, lo ideal es olvidarse del coche y moverse a todos lados en bicicleta (no te agobies, muchos de los hoteles y hostales te rentan bicis, kayaks y tablas de surf).

Tienes que hacer un esfuerzo y despertarte, al menos un día, antes del amanecer, remar hasta la mitad de la laguna y esperar que el sol, como si fuera un pequeño capullo, brote frente a tus ojos.