Xilitla

Travesías Media/ Erin Lee

Xilitla y el jardín más surrealista de México

Destinos 14 agosto, 2020

Perdido entre montañas tupidas de verde, en el remoto pueblo de Xilitla, un personaje decidió inventarse un jardín fantástico: Las Pozas de Edward James.

Aunque Xilitla es un pueblo encantador al que bien valdría hacer un viaje, la verdadera razón por la que los viajeros llegan hasta aquí es para asomarse a conocer el sueño hecho jardín de un personaje bastante singular llamado Edward James. Este inglés se enamoró de los paisajes montañosos de la región de San Luis Potosí por ahí de 1947 y decidió comprar unas tierras. Primero las utilizó como jardín de orquídeas y plantación de café, pero unos años después decidió convertirlas una especie de jardín escultórico: hay, a la fecha, 27 edificios o construcciones que se reparten en nueve hectáreas.

El extraño sueño convertido en arquitectura de Edward James no tardó en hacerse famoso, y hoy es el mayor atractivo de Xilitla. En 2012 fue declarado Monumento Artístico por el INBA, lo que significa que está protegido por tratarse de un bien de interés cultural. Para visitarlo hay que reservar la entrada con antelación (de preferencia compra el boleto un par de semanas antes aquí) y prepararse para un día completo entre la exuberante vegetación y las exóticas construcciones.

En Xilitla se puede dormir en la que fuera la casa del singular inglés, de arquitectura también excéntrica y hoy convertida en hotel (Posada El Castillo). Lo ideal es instalarse en el pueblo, reservar un día completo para la visita a Las Pozas y luego hacer a pie el recorrido de dos kilómetros que separa Xilitla del jardín, para disfrutar el paisaje y la riqueza de vegetación.

Casa Caracol

Un viaje a Xilitla no estaría completo sin probar el zacahuil, un platillo de la huasteca que podría traducirse como el tamal gigante: con uno solo se puede alimentar hasta 70 personas. En la Ciudad de México es común escuchar a vendedores callejeros que lo ofrecen, pero los que saben aseguran que el auténtico hay que comerlo aquí en la Huasteca.

Zacahuil

Travesías Media/ Erin Lee


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