Dubrovnik, como de cuento

Cultura 22 octubre, 2020

Como salida de un cuento o de una película de fantasía, esta ciudad en las costas de Croacia es una joya bien protegida por su muralla.

No queremos arruinarle la escena a nadie, pero lo más bonito de Dubrovnik es la sorpresa de descubrirla, oculta detrás de la muralla. Al tratarse de una ciudad completamente amurallada y construida en la ladera de una montaña, los viajeros llegan por la parte alta hasta el último punto donde pueden entrar los coches, justo afuera de la muralla, y cruzan una puerta, como si se tratara de una antigua fortaleza o un castillo. Al cruzar del otro lado es como si hubieran retrocedido 400 años y estuvieran en un cuento medieval. La ciudad, llena de callejones, subidas y bajadas, es un sueño.

Dubrovnik

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Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1994, es una ciudad cuya historia se extiende al siglo VII, por ahí del año 600. Por aquí pasaron los romanos, los venecianos, los otomanos, Napoleón y también la ex Yugoslavia, época en la que cambió su nombre original, Ragusa, por Dubrovnik. Todas esas huellas del pasado convergen en Stradun, la gran avenida y plaza central de la ciudad, en la que desembocan todas las calles que bajan desde la muralla.

Dubrovnik

Para visitar están la catedral, el Palacio del Rector, la iglesia de San Blas, los monasterios franciscanos y dominicanos y varios museos, pero lo primero que hay que hacer es recorrer toda la muralla, desde lo alto, para entender la ciudad y rodearla toda.

En el exterior de la ciudad hay playas e islas que visitar, aunque antes sería bueno buscar una pequeña puerta que se abre al caminar junto a la muralla y que lleva a una cala oculta donde hay un bar secreto. Se llama Buža Bar y hace falta un poquito de paciencia para hallarlo, pero es por mucho el lugar favorito para pasar una tarde.

Para comer hay un lugar, dentro de la muralla, que tiene filas todas las noches. Se llama Lady Pi-Pi y es una hermosa terraza cubierta de viñas donde la especialidad son los platos al carbón. No hay manera de saltarse la espera, pero sin duda vale la pena.

Si la idea es disfrutar las aguas turquesa, la recomendación es buscar la bahía de Cavtat, otra ciudad histórica, aunque menos desarrollada en el turismo, donde se puede nadar en las aguas tranquilas sin mayor preocupación.

Dubrovnik se encuentra al sur de Croacia, en la Costa Dálmata, muy cerca de la frontera con Montenegro. Los que tengan un par de días pueden aprovechar para hacer una excursión a Kotor, una hermosa ciudad también medieval, o visitar Mostar, en Bosnia y Herzegovina, que muchos consideran el punto de encuentro entre Oriente y Occidente.


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