Por: Julio García Castillo / El Souvenir

Ciertamente México está lleno de secretos poco conquistados que bien podrían quitarle el aliento a cualquier explorador. Con esa ilusión de conocer qué mas había en el estado de Chihuahua, me propuse a conocer el Cañón del Pegüis.

Todos ubicamos a las famosas Barrancas del Cobre, grandes cañones y acantilados rodeados de bosques y hogar de la famosa etnia de los rarámuris, sin duda alguna, los paisajes de montaña más imponentes de México. 

Conquistar el desierto Chihuahuense

Pero Chihuahua es tan grande y tan poco explorado, que un día me enteré de este lugar, el Pegüis, ubicado al noreste de la capital, pero con un ecosistema desértico en donde el cauce del agua vuelve a marcar el camino de un cañón que formó enormes paredes hace millones de años.

Para llegar a este lugar debes tomar camino rumbo Ojinaga por la carretera federal 16; pasarás por Aldama y Coyame del Sotol para después continuar derecho hasta llegar a Ojinaga, población fronteriza con USA. El tiempo aproximado será de 2 horas 15 minutos.  

Debo confesar que el camino es encantador, una carretera poco transitada llena de matorrales, lechuguillas, cactus, biznagas y plantas típicas del ecosistema; me perdí pensando la gran cantidad de animales que se benefician de este tipo de suelo y son los verdaderos dueños del lugar.  

El encanto natural de lo árido

Por otro lado, me llamó la atención la gran cantidad de yucas desérticas que estaban en su etapa de floración, parecía que todas se iban coronando con enormes flores blancas listas para la polinización, ciertamente la primavera en el desierto tiene un encanto fascinante.  

Puedo entender que aquí hay una gran cantidad de reptiles como serpientes y camaleones; felinos como el gato montés; y en cuanto a aves de rapiña, los gavilanes palomeros y pajareros, el halcón de la pradera y los búhos que viven entre la vegetación árida.

Pero, algo que me llama la atención es el ave Pegüis la cual le da nombre al cañón, y a pesar de que no pude divisarlo está ahí con su canto que se puede escuchar en el ambiente.  

Primera parada, el Mirador

Casi para llegar y antes de descender al Cañón encontrarás un mirador para ver esta magnifica obra de la naturaleza en todo su esplendor, allí desde arriba se puede ver una serpiente color verde de agua formada por el rio Conchos; parece que lo está resguardando y cuya guarida son esas enormes paredes de unos 800 unos metros de altura. (INEGI 1994). 

Esta parada del mirador es obligatoria ya que estando aquí podrás tomar un momento para contemplar y apreciar su grandeza, deja escuchar al silencio lo que te quiere decir. Por cierto, éste es el último punto para que puedas tener señal de tu teléfono celular y compartas en Instagram tu nuevo logro.

Segunda parada, la experiencia del río

Cuesta abajo y después de unas cuantas curvas podrás ver una entrada como si se tratara de un rancho, el acceso estará a cargo de la Señora Hermelinda Gutiérrez o del personal del ejido “El Agrillal” quienes te indicarán cuál sendero tomar hasta llegar al parador del Centro Ecoturístico Cañón del Pegüis. Deberás pagar una cuota de entrada. 

Después de este recorrido entre senderos repletos de biznagas, cactus, lechuguillas y sotoles, la vegetación se va tornando más verde gracias a los mezquites, lo cual nos indica que estamos cerca del rio conchos. 

Llegando al parador en donde se ubican unas sombrillas, mesas y asadores ideales para todos aquellos viajeros que quieren pasar un día de campo distinto. El lugar cuenta con estacionamiento, agua, hamacas, baños y área para acampar. 

Recientemente están acondicionando una tienda y un restaurante en donde los domingos, personal del ejido podrá vender barbacoa, asados y otros platillos de cocina tradicional chihuahuense. Pero mientras tanto, podrás llevar tus propios alimentos. 

De todo lo que estaba percibiendo en esta área de descanso, obviamente lo mas llamó mi atención es el rio Conchos el cual es color verde (provocado por las algas verde azules y el alto contenido de calcio) el cauce proviene desde un valle plano rodeado de mimbres, y otros arbustos hasta llegar este parador en donde comienzan el cañón y sus primeras paredes. 

A contra corriente por el Conchos

Después de un momento de contemplación y apreciación a la naturaleza, lo ideal es escoger una de las actividades a realizar; paseos en canoa o kayak por el río; también puedes optar por hacer senderismo o rappel.

Lo que está apto para todas las edades son los paseos en canoa en donde el costo es de 100 pesos por hora, por persona. El rentar la canoa te da la oportunidad de adentrarte en el cañón para disfrutarlo a tu antojo.

Es importante llevar tu chaleco salvavidas y tu remo. Desde que comienzas el paseo tu propósito será llegar hasta donde más lejos se pueda. Debes saber que este cañón tiene una extensión de 16 kilómetros.

La recomendación es llevar un buen sombrero o lentes para el sol, ya que el clima es castigador, no olvides llevar tu traje de baño ya puesto, por si en una de esas te animas a lanzarte al agua ya que hay profundidades de más de 4 metros.

Con la boca abierta

Lo más impresionante de este lugar al momento de hacer este paseo es la contemplación que podrás experimentar de los enormes muros o paredes de rocas sedimentarias calizas cuya característica principal son sus colores claros y sus capas horizontales. 

Ciertamente el lugar parece de ciencia ficción en donde por unos minutos podrás creer que vas en medio de una nave espacial entre estas paredes lunares. Mirando hacia arriba con un cielo de azul intenso, los juegos con las sombras de estos acantilados te van a dejar con la boca abierta.   

Parece increíble cómo al prestar atención en los detalles de estos enormes muros podrás apreciar cómo algunas plantas y cactáceas se aferran a las grietas para florecer.

En temporada de verano es poca la creciente del agua, así que debes saber que hasta cierto punto tu embarcación ya no podrá pasar, pero puedes aprovechar la poca profundidad para mojar los pies en un agua que se torna cristalina.

Las ganas de volver a salir a conocer el mundo

Después de un rato de contemplación y un encuentro con la naturaleza, estoy seguro que te sucederá lo que a mi, pude valorar todo lo que puedo hacer y que tanto extrañé después de un encierro de un año, estar de frente a una de las maravillas de la naturaleza te sensibiliza. 

Por y para eso viajamos, para no dejar de sorprendernos de todo lo que está a nuestro alcance y que espera ser descubierto y ser contado a las personas que más quieres como si fuera un secreto poco revelado.   

El regreso de este paseo fue igual de espectacular, la corriente nos ayudó a remar menos y al llegar al pequeño muelle pude seguir platicando con Hermelinda, la responsable del proyecto ecoturístico del parque. 

Me enteré que el ecosistema es abundante en peces como: aguja, escamoso azul, chato y dos tipos de tortuga; además de pájaros cantadores, cardenales, faisanes, correcaminos, águilillas, zopilotes, y el enigmático pegüis. 

Alojamiento de muchas estrellas

Si te quedas a acampar quizá tengas suerte en ver algún coyote, jabalí, zorras, un puma, un venado, zorrillos y hasta un borrego cimarrón. 

Quizá todo eso lo podrás valorar más al caer la noche cuando miles de estrellas se asoman para regalarte un espectáculo sideral como pocas veces lo has visto. 

Lo que si te aseguro es que verás viajeros muy felices disfrutando de un sitio en medio del desierto que presume ser un oasis, y que quizá no es un cinco estrellas, pero si un puño de estrellas. 

Para más información y reservaciones del lugar puedes consultar su página o llamar al teléfono (+52) 626-100-1800 y ponerte en contacto con Hermelinda. 

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